Gente transformando el desarrollo

Nexo entre energía y la descarbonización
del transporte: roles de los actores públicos y privados

CONTEXTO DE LOS SECTORES ENERGÍA Y TRANSPORTE

La relación intrínseca entre los sectores energía y transporte es evidente. Sin embargo, en muchos casos ese vínculo no se distingue claramente en las políticas públicas, especialmente cuando estas son formuladas en la modalidad tradicional de “silos sectoriales”. En la actualidad, los esfuerzos globales, nacionales y sectoriales por avanzar hacia la descarbonización de la economía han puesto de manifiesto la importancia de tomar en cuenta ese nexo y fortalecer la articulación entre las estrategias y acciones de los actores involucrados.

Dentro de las estrategias de transición hacia sectores energía y transporte descarbonizados, se considera de gran relevancia trabajar en la eficiencia energética, la producción y uso de combustibles limpios y la electrificación, basada en una matriz limpia.

En este sentido, las energías renovables han tenido un desarrollo global significativo en las últimas décadas, principalmente en la generación de energía eléctrica.

Energía

En el 2019 la generación de electricidad representó el 17 % del consumo final de energía, siendo el 28 % de las fuentes utilizadas por dicho sector fuentes renovables.

Transporte

El sector transporte constituyó el 32 % del consumo final de energía en ese año, proviniendo solamente un 3,7 % de fuentes renovables.

Según un informe de REN21 (2022), las necesidades energéticas del sector transporte en el 2020 fueron satisfechos de la siguiente manera:

96.3%

PETRÓLEO Y DERIVADOS

Prevalecen los vehículos de gasolina y diésel, ambos de combustión interna.

3.3%

BIOCOMBUSTIBLES

Pueden ser utilizados tanto en los carros de gasolina como en los de diésel.

0.4%

VEHÍCULOS ELÉCTRICOS

Con energías renovables.

Cabe mencionar que las inversiones y el uso de hidrógeno y combustibles sintéticos se han incrementado en algunos países, tales como Arabia Saudita, España, Australia, entre otros. Sin embargo, son marginales en comparación con el agregado global. A pesar de que existe un gran impulso de políticas para la electromovilidad en muchos países del mundo, el motor de combustión interna seguirá existiendo y funcionando por varios años. Tomará varias décadas que las personas migren a un auto eléctrico, que se tenga suficiente generación de energía eléctrica renovable y que se cuente con la infraestructura de recarga.

En América Latina y el Caribe (LAC), las emisiones de CO2 del sector transporte aumentaron un 3% entre el 2010 y el 2019, y representaron el 8 % de las emisiones globales totales en 2019. Cabe destacar que la región LAC cuenta con la mayor proporción de energía eléctrica renovable del mundo —principalmente por la generación de centrales hidroeléctricas—, lo que representa un alto potencial para contribuir a la descarbonización del transporte mediante la electrificación a partir de energía limpia. A su vez, LAC es la segunda región del mundo con mayor número de planes de movilidad urbana sostenible (PMUS) implementados, después de Europa (Reporte Estado global del transporte y el cambio climático, SLOCAT, 2021).

No obstante estos avances, y debido a que en muchos países no existe una estrategia holística para la descarbonización del transporte, este sector no está en camino de alcanzar las metas climáticas globales. Para lograr estos objetivos, es imprescindible contar con estrategias integrales que permitan una reducción de la demanda energética y un incremento en la proporción de renovables en la matriz energética del sector transporte (REN21, 2022).